Just a minute: “Han abusado de mi avatar”.
Son ya varias las “denuncias” de usuarios de plataformas de metaverso (realidad virtual) por episodios de abuso sexual. En realidad, aquí lo interesante, el abusado es el alter ego, el otro que soy yo mismo… mi “yo virtual”, mi avatar. Nina Petel, una psicoterapeuta creo que norteamericana, dice que ingresó a una fiesta o reunión en la plataforma Horizon World de Meta (el nuevo emprendimiento de Mark Zuckerberg, dueño de Facebook) y en menos de un minuto “fue rodeada por cuatro avatares masculinos que la acosaron verbal y físicamente… ellos virtualmente violaron a su avatar en grupo”. Y el caso de una investigadora de estas cuestiones que ingresó en la misma plataforma “para estudiar el comportamiento de los usuarios” y nos cuenta que pasada una hora su avatar “ingresó en una habitación en donde un usuario la violó” y “ que le decía que se de vuelta para hacerlo por detrás, mientras los demás estaban afuera”.
Súper interesante. Varias cuestiones en este limitado espacio:
a) ¿“realidad” virtual? Los metaversos que circulan, aún este de Meta, están en etapa de desarrollo, en etapa experimental. Por ahora (hay algunos videos en internet) son como dibujitos animados infantiles y muy precarios. Pero no dudo de que, muy pronto, esos “avatares” se parecerán “mucho” a los usuarios - si les da la gana- o a otro/s que les de la gana ser. Así el oxímoron va dejando (un poco) de serlo. Si a ello sumamos que el usuario “es el que habla” (voz distorsionada) y “ve”, pues por un lado “está actuando” con sentido y con trascendencia a terceros (los otros usuarios). Y por el otro, son sólo tres las experiencias sensibles que quedan fuera por ahora de la cosa (tacto, olfato y gusto). Digo por ahora, porque ya existen avances en esos tres campos. Se trata de las “tecnologías hápticas” que ya están generando la posibilidad de tener sensaciones “reales” en la boca de tacto o de gusto (tomar un café, besar, dar la mano y sentir la presión), de olores y hasta de dolor (picaduras, picoteo de un pájaro), etc. Además el metaverso no es ni quiere ser un juego, sino una “realidad alternativa”, en donde podamos reunirnos, viajar, hacer negocios y consumir. Es decir cosas en las que gastamos o empleamos nuestro dinero.
b) ¿se puede abusar sexualmente o hasta violar en la llamada “realidad virtual”? Nina dice: “tuve una sensación similar a la que hubiese experimentado en el mundo real” (sin más especificaciones). La investigadora, que “mi casco vibró cuando los avatares masculinos me tocaron, lo que resultó en una sensación física que era resultado de lo que estaba experimentando en línea” y que “una parte de mi cerebro no entendía lo que estaba pasando” (pareciera que la/s otra/s sí). Es difícil contestar a esta pregunta en las condiciones actuales. Seguramente eso NO es un abuso sexual ni una violación en los términos de la ley penal tal como la conocemos. Sí que hay tipos penales de grooming (acoso sexual de adultos a un menor, 131 del CPA, 183 bis del CP español) y que probablemente podamos tipificar estas conductas como contravenciones si existen (por ejemplo en la CABA, arts. 53, hostigar; 54, maltratar, ó 69 acosar sexualmente a otro en un lugar público o privado. El problema, claro, es que probablemente estemos denunciando a un usuario en... Madagascar.
c) ¿Qué hacer? En cuanto a los usuarios, lo evidente apenas se sienten acosados, humillados o abusados, es retirarse. Irse de la aplicación. Como se espera de quien no está cómodo con alguien en la vida real. Click y afuera. Estas plataformas además tienen sistemas que se pueden configurar para bloquear o para mantenerse alejados de las compañías no deseadas. Meta, por su parte, ya decidió un “espacio de protección” o espacio libre en el que los avatares inter actuarán siempre a por lo menos 4 pasos de distancia (salvo que uno inhabilite esa función). El problema, se dirá, es que quizá quiera cierta intimidad pero eso no evita el abuso… y cierto es.
Alejandro Freeland