Just a minute. ¿Por qué el homicidio de Báez Sosa no fue premeditado ni alevoso?
Prometo pasar a otros temas, pero es que éste… ¡hombre! no lo puedo largar… me ha conmovido mucho y pido perdón por la insistencia. Aquí vuelvo, muy brevemente, con dos cuestiones importantes de este caso.
Matar con el concurso premeditado de dos o más personas:
Premeditar es “pensar algo reflexivamente antes de hacerlo” (DRAE). La agravante del homicidio del art. 80 inciso 6 del CP, exige que el autor “mate”… “con el concurso premeditado de dos o más personas” (es decir que deben ser por lo menos tres los que concurren a matar “habiéndoselo pensado antes”). Lo que la agravante exige es que tres o más personas se hayan puesto de acuerdo, hayan deliberado y decidido, “matar de ese modo”, entre esos tres -o más- (porque de ese modo se reducen las posibilidades de defensa de la víctima, que es el sentido de la agravante). Esto es incompatible con los hechos y con la interpretación que el Tribunal les dio (fueron a pegar, cuando estaba en el suelo… decidieron matar). No puede haber deliberación reflexiva alguna en el medio del ataque, y menos de por lo menos tres de los intervinientes que se salen del plan inicial (pegarle) y que, inexplicablemente, “acuerdan ahora matar”; y hacerlo así. Y, para peor, según el Tribunal en el caso son ocho los que lo deciden: cinco que pegan al desvalido y tres empeñados en atajar y lastimar a los que intentan ayudar. Insostenible.
Matar con alevosía:
Es matar sin riesgo para el autor, sobre seguro. ¿Existió un ataque a traición? Sí. ¿La víctima quedó sin posibilidades de autodefensa en el piso? Sí. Primero aturdida o semi-desvanecida, luego de algunas patadas, inconsciente. ¿Y por qué entonces no es alevoso? Porque nada aseguraba a los autores que la víctima, aún golpeada inicialmente por la espalda no se iba a defender; y más importante, porque el contexto (en la calle, víctima con 10 amigos, gente alrededor, patovicas de Le Brique a diez metros, policías a la vuelta, etc.) tampoco aseguraba a los autores siquiera un mínimo de seguridad personal en la faena. De hecho, el propio relato de hechos que el Tribunal hace descarta un aprovechamiento de un contexto sin riesgos para los atacantes. Si fuera cierto que se repartieron tareas para que algunos pegaran y atajaran a los que intentaran meterse a defender a la víctima o a ayudarla, pues los autores de la muerte claramente no actuaban sobre seguro.
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