Just a minute. Shakespeare, instigación criminal y “mensajes ambiguos”.
La instigación (inducción, determinación) es una de las formas de participación criminal. Consiste, básicamente, en determinar a otro a cometer un delito, crear el dolo en su cabeza. Por lo general el mensaje es claro, pero a veces puede ser -o parecer- críptico, equívoco o ambiguo. Aún así, resultar más que suficiente para uno, el emisor del mensaje, y para el otro, el autor directo inducido por él. Dependerá, claro, del contexto.
Acaso uno de los episodios más paradigmáticos e interesantes que se registren, sea el de la muerte del rey Ricardo II de Inglaterra. La historia no se pone de acuerdo sobre si murió de frío y/o de hambre en su encierro en el Castillo de Pomfret o de una forma más directa, asesinado, por partidarios de quien le quitó el trono, su primo Enrique de Bolingbroke, duque de Hereford y ya rey Enrique IV.(1)
Esta última es la alternativa que elige Shakespeare en Ricardo II. (2). Y la cuenta así.
A la salida de una reunión del nuevo rey con los señores del reino en el castillo de Windsor, el señor de Exton le dice a su criado
“¿no te fijaste en lo que el Rey dijo? Dijo, ¿acaso no tengo un amigo que me libere de este miedo que no cesa” ¿No fue eso?”
El criado lo confirma.
Y sigue Exton
“es que no tengo un amigo? Dijo, y lo repitió dos veces, volvió a insistir otras dos veces, no es así?”
Así fue, dijo el criado.
“Y al hacerlo, me miraba con ansiedad, como diciendo, ojalá fueras tú el amigo que me arrancara este miedo que siento en el corazón, aludiendo al Rey que está en Pomfret. Partamos, pues soy amigo del Rey y librarle quiero de su enemigo”
Y hacia Pomfret partió Exton, asesinó a Ricardo, le llevó su cadáver en un ataúd y al presentárselo le dijo…
“Gran Rey, os presento en este féretro vuestro temor sepultado. Aquí yace, sin vida, el más poderoso de todos vuestros enemigos, Ricardo de Bordeux, que yo os traigo.”
Pero el Rey no puede reconocerlo públicamente … y contesta:
“!Exton! Jamás habré de agradeceros que perpetrases con vuestros propias manos la más abominable acción que pueda caer sobre mi y sobre nuestro glorioso Estado…”
Sorprendido, Exton le dice:
“de vuestra propia boca, señor, recibí la orden…”
Y la respuesta del Rey es extraordinaria:
”No ama el veneno quien necesita envenenar. Así pues no os amo… Aunque deseara su muerte al asesino lo odio y lo amo así, asesinado….(3)
Y condena a su amigo a caminar sin rumbo en las sombras, cual Caín, a través de la oscura noche “y no mostrarás tu rostro nunca a la luz del día”. Luego declara el duelo por la muerte del rey y se va a rezar a Tierra Santa para más glorificarse.
Bien, analicemos el contexto. Bolingbroke es Rey desde setiembre de 1399, luego de obligar a Ricardo a abdicar en su favor. Un nuevo rey construyendo poder, y nobles interesados en ganar su mayor estima y favores. Un alzamiento reciente de algunos de los señores fieles al rey depuesto, lo que parece sellar su destino. Ricardo vivo y encerrado. Tiene 33 años. Ya estamos en febrero de 1400. Un mensaje inicial que no parece tan ambiguo. El rey pide por un amigo que lo libere del miedo que no cesa. El miedo es por el rey Ricardo y sus partidarios. La forma de “liberar” al rey del miedo que no cesa es matarlo (no veo alternativa, ya encerrado está). Tan claro parece que ante la protesta del Rey, Exon exclama que recibió una orden directa de parte suya… Y el Rey confirma, no la orden claro, sino su gozo al verlo asesinado…
¿Creó el Rey el dolo de matar al Rey en la cabeza de Exton? Claramente sí para Exton. ¿Era el Rey consciente de que lo hacía? ¿Tenía él mismo el dolo que la participación criminal en la forma de la instigación (y en cualquiera otra), exige? Pues él dice que no… Aunque lo celebra. Prefiere verlo muerto y lo ama así, asesinado. Exactamente lo que interpretó Exton antes de iniciar su faena para agradar y servir a su amigo el Rey. Cierto es que había otros señores presentes, y el único que actuó fue Exton. Pero es que a él lo miraba con ansiedad, “como diciendo ojalá seas tú el amigo que me arrancara este miedo que levo en el corazón…”. Lo que no puede permitirse el Rey es convalidarlo, aceptarlo. No sólo porque participa en la muerte de un Rey (esta es una de las claves de la obra, la insólita existencia de dos reyes a la vez…), sino porque es un feo antecedente para su propio futuro. Enrique IV (Bolingbroke) hace con Exton lo que Ricardo hizo con él al principio de la obra, lo destierra, se despega del crimen y lava sus propios pecados.
En ese contexto, yo no dudaría en afirmar la imputación y responsabilidad del Rey como instigador.
Notas:
(1) Mark Cartwright, World History Encyclopedia, https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18673/ricardo-ii-de-inglaterra/
(2) Que inicia la famosa trilogía: Ricardo II, Enrique IV y Enrique V. He consultado varios ejemplares. Por lo general la edición que más me resulta es la bilingüe del Instituto Shakespeare, dirigida por Manuel Ángel Conejero Dionis- Bayer, ed. Cátedra, 3ra. edición, Madrid, 2005. Las escenas de interés aquí son la IV y VI del Acto V.
(3) La traducción dice “y amo al asesinado”… pero en ingles dice “love him murdered” por lo que prefiero decir “lo amo así, asesinado”.
Comentarios
Publicar un comentario